Uno de los aspectos fundamentales en cualquier acción formativa es la evaluación, ese momento en el que se valora si los objetivos de aprendizaje se han alcanzado y en qué medida. Por esta razón, hoy queremos ofrecerte una serie de recomendaciones para que puedas elaborar test en Chamilo de forma adecuada:
Hace muchos años (demasiados para los que me gustaría acordarme) un profesor en la facultad nos enseñaba cómo redactar objetivos instruccionales con la siguiente explicación:
“Los objetivos deben servirte para elaborar la evaluación, es decir, si te planteas que tus alumnos aprendan a clasificar, identificar o definir algo, en la evaluación deberás pedir que se clasifique, identifique o defina eso que has enseñado. Ni más ni menos. No pidas a un alumno realice un análisis cuando solo le has enseñado a identificar elementos de una lista.”
Antes de empezar cualquier test, el alumno debe ser consciente de a qué se va a enfrentar. Cosas como el número total de preguntas, el valor de cada una, la calificación o porcentaje que le permitirá aprobar, si podrá rectificar sus respuestas antes de enviarlas, si tiene un tiempo límite para realizar el examen, si podrá repetir la prueba en caso de que suspenda o si desea subir la nota.
Piensa que tus alumnos no tienen opción de aclarar sus dudas al realizar un examen, de allí que sea tan importante que entiendan perfectamente la pregunta a la que se enfrentan (más allá de que conozcan la respuesta adecuada) Si propones una pregunta con más de una opción correcta, utiliza el plural en el enunciado, por ejemplo: ¿Cuáles de las siguientes alternativas son correctas? De esta forma, el alumno será consciente que puede seleccionar más de una opción de respuesta.
Uno de los aspectos más complejos al elaborar preguntas es el uso de distractores, es decir, opciones de respuestas incorrectas cuando no hay suficientes alternativas. Por ejemplo, frente a la pregunta:
Plancha y grapadora serían los “distractores”, pero cuidado, utiliza distractores no “pistas” tan obvias que sea demasiado fácil contestar. En este caso, también puedes utilizar combinaciones de respuestas como nuevas opciones. Utilizando el mismo ejemplo, puedes incluir una opción que sea: “a y b” o “todas, ninguna de las anteriores”.
Sobre todo, cuando diseñas pruebas de autoevaluación, intenta desarrollar feedbacks que permitan al alumno aprender, aunque su respuesta sea incorrecta. Acompaña las respuestas con explicaciones del porqué esa opción es o no es la adecuada, de esta forma estarás reforzando el aprendizaje.
Cuando en un test le planteamos a un alumno que aplique lo que ha aprendido en una situación real, debemos asegurarnos que a lo largo de la acción formativa hemos ofrecido suficientes ejemplos reales, cercanos a la situación del alumno. Invitarlo a la reflexión y guiarlo en la toma de decisiones es lo más justo, si nuestro objetivo final es que el alumno sea capaz de llevar a la práctica lo que ha aprendido.
¿Te han parecido útiles estas recomendaciones? Comparte con nosotros tus impresiones cuando realices tu próximo test en Chamilo.