La frase “aprender haciendo” es universalmente conocida y podríamos afirmar que existe consenso (sobre todo, por parte de los alumnos) en que efectivamente el aprendizaje se facilita mucho más con la práctica. Esta premisa, parece muy clara cuando hablamos de formación presencial, pero cuando queremos aplicarla al elearning, hay quien se echa las manos a la cabeza y prefiere mantenerse a salvo en contenidos más teóricos, donde la “práctica” es el último eslabón de la cadena…si es que llegamos al final.
Plantearnos metodologías basadas en la resolución de problemas o casos en programas elearning, más próximas a las llamadas Flipped Classroom (aulas invertidas) y a las ahora tan de moda “metodologías ágiles”, puede proporcionar tanto a alumnos como profesores una experiencia no solo eficaz para lograr los objetivos que nos hayamos propuesto, sino gratificante y en muchos casos hasta divertida.
Lo mejor de estas propuestas, es que podemos utilizarlas en proyectos simple o complejos, dependiendo del grupo, de la materia a tratar o de los recursos que se tengan.
¿Por dónde empezamos?
- Se parte siempre de un problema a resolver o de un proyecto a realizar: diseñar una página web, mejorar el servicio de atención al cliente de una empresa o lanzar un nuevo producto al mercado.
- Se trabaja de forma colaborativa. El equipo define las tareas a realizar y las reparte entre los miembros del grupo.
- Se establecen pequeñas entregas para valorar el avance del proyecto o la resolución del problema (los llamados “Sprints” en las metodologías ágiles), donde se investiga, se analiza el proceso, se identifican obstáculos, se replantean opciones y se vuelven a repartir tareas, de forma que todo el equipo participe y cada persona siempre tenga una labor (por pequeña o grande que sea), repitiendo el ciclo hasta acabar el proyecto o resolver el problema.
¿Qué recursos se necesitan?
- Una base teórica mínima de la que partir: bibliografía recomendada, material generado por el profesor, listado de enlaces a páginas web, noticias, vídeos, etc.
- Herramientas de comunicación. Desde una lista de correo o un foro, hasta sesiones de videoconferencia. Lo que se requiere es un flujo constante de información entre los miembros del equipo, en el que se compartan avances, problemas e ideas en general.
- Documentos de uso compartido. Desde wikis hasta archivos compartidos en la nube.
¿Cuál es el papel del profesor / Tutor?
El profesor o tutor se transforma en un mentor, en un facilitador, en un “coach”. Guía al grupo, resuelve conflictos, comparte su experiencia, recuerda el objetivo a alcanzar y reconduce al equipo, para lo cual debe ser parte activa del proceso: dando seguimiento al foro, participando en las videoconferencias, proponiendo nuevos materiales de consulta de acuerdo a las necesidades del grupo, pero siempre desde su papel de mentor.
¿Te atreves a poner en práctica una actividad como esta en Chamilo? ¡Cuéntanos tu experiencia!